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Emociones positivas en el aula: una cuestión de actitud

Cuando en nuestras clases nos centramos abiertamente en crear un estado positivo para el aprendizaje, empezamos a establecer en los cerebros de los alumnos, unas asociaciones entre el aprendizaje y el placer que les va a durar toda la vida.                                                                                                                                       Ian Gilbert

El gran filósofo austriaco Lugwig Wittgenstein era una persona melancólica, irascible, crítica con los que le rodeaban y más consigo mismo. Se cuenta que solía caminar en los seminarios de Cambridge deambulando de un lado a otro murmurando “Wittgenstein, Wittgenstein, qué mal profesor eres”. Sin embargo, poco antes de su muerte, en un entorno solitario de Nueva York  le comentó a su casera: “¡Dígales que ha sido maravilloso!” (Seligman, 2011). Seguramente, si el genio austriaco hubiera conocido las investigaciones que demuestran que una simple expresión facial deliberada puede provocar cambios fisiológicos o que nuestro cerebro es plástico encontraríamos alguna imagen suya sonriente.

Wittgenstein y Russell

Actualmente, sabemos que las personas más positivas viven más, tienen más éxito en la vida y generan una apertura mental que las hace más receptivas e incluso más creativas. Las emociones positivas nos permiten desarrollar nuevas habilidades, nuevos conocimientos y mejores actitudes ante la vida (Fredrickson, 2009). Las implicaciones educativas son enormes.

Correlato neural de las emociones

La neurociencia está demostrando que las personas con una gran actividad cerebral en la corteza prefrontal izquierda son más propensas a experimentar sentimientos asociados a la felicidad, la alegría o el entusiasmo. Por el contrario, aquellas con una elevada actividad de la corteza prefrontal derecha (en conjunción con una actividad baja de la corteza prefrontal izquierda) son más propensas a experimentar sentimientos relacionados con la ansiedad o la tristeza.

La corteza prefrontal, sede de las llamadas funciones ejecutivas, es crucial en los procesos de regulación emocional y la región izquierda, en concreto, es capaz de inhibir la amígdala facilitando la resiliencia (Davidson, 2012).

Via corteza prefrontal amígdala

Las preguntas que nos planteamos son las siguientes: ¿Podemos elevar la actividad de la corteza prefrontal izquierda y así convertirnos en personas emocionalmente más positivas? ¿Es posible aumentar las conexiones entre la corteza prefrontal y la amígdala que nos permita soportar mejor las adversidades de la vida?

La respuesta nos la dan las modernas investigaciones en neurociencia y es afirmativa. Las imágenes cerebrales de personas que practican la meditación con regularidad (en especial el mindfulness) revelan que son capaces de aprender a redirigir sus sentimientos y pensamientos y con ello reducen la actividad de la corteza prefrontal derecha y aumentan la de la izquierda, la asociada al bienestar (Davidson et al., 2003). Desde la perspectiva educativa, todo lo que nos relaja es útil, de ahí la importancia de acabar las clases de forma distendida, independientemente de los problemas que hayan surgido durante las mismas.

Efecto de las emociones positivas

Las emociones positivas tienen efectos beneficiosos sobre el aprendizaje al mejorar procesos relacionados con la atención, la memoria o la resolución creativa de problemas. Con la simple observación de imágenes que constituyan estímulos diferentes, ya sean positivos, negativos o neutros, se activan diferentes regiones cerebrales. En el caso de los positivos, interviene el hipocampo que favorece los procesos memorísticos y de aprendizaje mientras que, en el caso de los negativos, se activa la amígdala (Erk et al., 2003):

Emociones y memoria

O al ver películas que provocan diferentes emociones, en el caso de las positivas, se mejora la atención o el pensamiento global (Fredrickson, 2005). Otros estudios recientes demuestran que los niños con bajo rendimiento académico se motivan más si las actividades de aprendizaje les resulta divertidas, como puede ser en el caso de juegos o actividades artísticas (Hardimann, 2012).

Los niños necesitan retos y disfrutar del aprendizaje porque sabemos que existe una correlación fuerte entre el clima emocional existente en el aula con el éxito académico de los alumnos (Reyes et al., 2012). Y se ha comprobado que conseguir el llamado ratio de Losada, una proporción de 3 a 1 entre emociones positivas y negativas, tiene efectos beneficiosos a nivel social o mental y que esa predominancia de pensamientos o interacciones positivas es importante  en las relaciones familiares, laborales y, por supuesto, en las educativas (Fredrickson, 2009).

El clima emocional positivo en el aula: de la teoría a la práctica

Sin obviar que cierto grado de estrés ayuda al alumno a mantenerse activo y puede ser bueno para su rendimiento, cuando alcanza cotas altas o se vuelve crónico resulta muy perjudicial por lo que, en la práctica cotidiana, el aprendizaje requiere trabajar con emociones positivas. A continuación comentamos algunas estrategias que hemos implementado y que hemos comprobado que son útiles para promover entornos de aprendizaje positivos.

Elogios sí, pero los adecuados

Para incentivar su motivación de logro, el alumno ha de ser consciente de su propio progreso. Es por ello que resulta beneficioso utilizar refuerzos sociales como el elogio, siempre que sea adecuado. Cuando elogiamos al alumno por su esfuerzo o actitud y no por su capacidad o inteligencia estamos fomentando su perseverancia y cuando se enfrente a tareas novedosas de mayor dificultad será más difícil que decaiga su empeño. Por otra parte, el elogio específico (“Veo que estáis asumiendo grandes responsabilidades en este trabajo”) es más beneficioso que el general (“Buen trabajo chicos”). Y no olvidemos la importancia de determinados refuerzos no verbales como pueden ser una mirada cómplice, una sonrisa  o un simple golpecito en la espalda del alumno.

Rutinas

La realización de determinadas rutinas aporta seguridad al alumno y puede ayudarle a que mejore su sentido de afiliación y de pertenencia al grupo, tan importante para cultivar las buenas relaciones entre compañeros. Se puede comenzar la jornada diaria dedicando unos minutos a la lectura y reflexión de algún tema de actualidad, se puede acabar la misma dedicando unos minutos a la relajación o se pueden dedicar unos minutos a felicitar todo el grupo a un compañero cuando celebre su aniversario. Siempre utilizando rituales adecuados a la edad del alumnado.

Conectados con la comunidad

Para que el aprendizaje sea significativo, la escuela no puede estar desconectada de lo que ocurre en la vida real. Qué interesante es que, frecuentemente, compañeros de cursos diferentes, antiguos alumnos, padres o representantes cercanos de la comunidad puedan compartir sus vivencias y experiencias. El cerebro social de nuestros alumnos lo agradecerá. En palabras de Richard Gerver: “La comunidad que nos rodea puede proporcionar la historia que vamos a escribir. Si la historia procede únicamente del personal docente, siempre será una fantasía; si procede de todos nosotros, será real” (Gerver, 2012).

Siempre positivos

Es una realidad que en la escuela, tradicionalmente, ha predominado la detección de errores en detrimento de mostrar las fortalezas o virtudes del alumno (en los exámenes prepondera el subrayado en rojo de los errores). Para luchar contra las actitudes negativas que observamos en muchos alumnos debido a experiencias pasadas negativas (“a mí siempre se me dieron mal las matemáticas”, era el comentario de un niño de diez años) se requiere un cambio de mirada y trabajar pacientemente con actividades adecuadas. Por ejemplo, podemos dividir a la clase en grupos de cuatro a seis alumnos eligiéndose un miembro del mismo. El resto, escribe en una hoja aspectos positivos de su compañero, se hace un resumen de las cualidades anotadas y se le entrega. Se repite el ejercicio con los otros alumnos (Vaello, 2011).

Posibilidad de elección

Qué mejor manera para motivar a los alumnos que fomentar su participación permitiéndoles posibilidades de elección y haciéndolos protagonistas activos de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Al elegir voluntariamente, los alumnos se involucran más, fomentamos su autonomía y perciben las tareas como un juego, ese mecanismo natural en el que confluyen las emociones, el placer y la recompensa y que es imprescindible para el aprendizaje. Por ejemplo, se les hace participar directamente en el establecimiento de normas de comportamiento en el aula para que puedan responsabilizarse directamente de su elección. O en el tiempo dedicado a la lectura, se les permite que elijan qué desean leer con la condición de que compartan su aprendizaje con sus compañeros.

Sonríe, por favor

Cuando se les pregunta a los alumnos qué valoran de su profesor suele aparecer el sentido del humor. Cuántas veces hemos asistido a las tradicionales clases magistrales en las que impera un ambiente frío y solemne en el que todo lo que se aleje del silencio sepulcral es interpretado como disruptivo. Pues bien, la neurociencia está demostrando que para optimizar la atención se requiere todo lo contrario, a saber, novedad, actividad y movimiento, es decir, los entornos aburridos dificultan el aprendizaje. Qué mejor manera para generar climas emocionales positivos que cultivar la sonrisa y cierto desenfado que sabemos que es contagioso. Al fin y al cabo, el contagio emocional es el precursor de la empatía.

Al estar de buen humor somos más creativos, resolvemos mejor los problemas y tomamos decisiones más acertadas. Como comentan Anna Forés y Marta Ligioiz: “Sesiones de risa y humor cada día, tras algunas horas de clase, significarán un cambio sustancial, con elevación del estado anímico del alumnado y profesorado. Una atmósfera educativa saludable y estimulante” (Forés y Ligioiz, 2009). Pero evitando ese sarcasmo tan habitual en la profesión docente.

Importancia de las artes

La neurociencia está demostrando la importancia de las disciplinas artísticas como la música o el teatro, para desarrollar competencias básicas en el proceso de desarrollo personal y académico del alumno como la colaboración, la perseverancia o el autocontrol. Y la adquisición de toda esta serie de habilidades sociales, emocionales y cognitivas no debería aprenderse en actividades marginales, como se hace a menudo, sino que deberían de formar parte del currículo. ¿Se imaginan las tablas de derivadas a ritmo de rap o las leyes de Newton escenificadas en una obra de teatro? Pues es posible.

Aprendizaje social y emocional

La educación emocional ha de ser un proceso continuo que permita adquirir una serie de competencias esenciales para el desarrollo integral del alumno y que le permitan afrontar la vida aumentando su bienestar personal y social. El objetivo de las actividades elegidas (seguramente para realizarlas en las actividades de tutoría, aunque este aprendizaje debe estar en conexión con el resto de asignaturas) ha de ser el de desarrollar habilidades para generar emociones positivas o adoptar actitudes positivas ante la vida, entre otras (Bisquerra, 2012). Se fomenta así la colaboración entre alumnos, la asertividad, el respeto o la adquisición de estrategias para la mejora de la regulación emocional, como el aprendizaje de ese diálogo interno imprescindible que nos puede hacer más optimistas y mejores gestores de nuestras propias emociones. En este proceso, hemos comprobado que la visión de videos sobre historias reales de superación personal y su posterior análisis colectivo resulta muy útil.

El profesor entusiasmado

Y en todo este proceso para generar un clima emocional positivo en el aula, el papel del profesor, el instrumento didáctico más potente, es trascendental. Un profesor que fomenta su amor por la enseñanza, que transmite entusiasmo, que utiliza un lenguaje positivo y respetuoso y que es capaz de mirar con afecto a sus alumnos y de aceptarlos de forma incondicional. En resumen, una persona que constituye un referente válido para ellos porque es capaz de activar sus neuronas espejo y de fomentar un aprendizaje por imitación adecuado. Como decía Mahatma Gandhi: “Sé tú el cambio que deseas ver en el mundo”.

Conclusiones finales

Las emociones son reacciones inconscientes que la naturaleza ha ideado para garantizar la supervivencia y que, por nuestro propio beneficio, hemos de aprender a gestionar (no erradicar).

Uno de los grandes descubrimientos de la neurociencia ha sido el de demostrar que los procesos emocionales y los cognitivos no se pueden separar. Francisco Mora lo resume muy bien: “Todo aquello conducente a la adquisición de conocimiento como la curiosidad, la atención, la memoria o la toma de decisiones, requiere de esa energía que hemos llamado emoción” (Mora, 2013). A lo que podríamos añadir que es más fácil si esas emociones son positivas y, sobre todo, su influencia en el aprendizaje es crucial, entendiendo éste como un aprendizaje significativo que nos permite afrontar las situaciones de la vida contribuyendo a un mejor bienestar personal y social. El cambio es posible.

Jesús C. Guillén

Bibliografía:

1. Bisquerra, Rafael (2012). Orientación, tutoría y educación emocional. Síntesis.

2. Davidson, R. et al. (2003): “Alterations in brain and immune function produced by mindfulness meditation”. Psychosomatic Medicine, 65.

3. Davidson, Richard, Begley, Sharon (2012). El perfil emocional de tu cerebro. Destino.

4. Erk, S. et al. (2003): “Emotional context modulates subsequent memory effect”. Neuroimage, 18.

5. Forés, Anna, Ligioiz, Marta (2009). Descubrir la neurodidáctica. UOC.

6. Fredrickson, B. y Branigan C. (2005): “Positive emotions broaden the scope of attention and thought-action repertoires”. Cognition and Emotion, 19.

7. Fredrickson, Barbara (2009). Positivity: Top-notch research reveals the 3-to-1 ratio that will change your life. Harmony.

8. Gerver, Richard (2012). Crear hoy la escuela del mañana. Ediciones SM.

9. Gilbert, Ian (2005). Motivar para aprender en el aula. Las siete claves de la motivación escolar. Paidós.

10. Goleman, Daniel (2012). El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos. Ediciones B.

11. Hardiman, Mariale (2012). The brain-targeted teaching model for 21 st-century schools. Corwin.

12. Jensen, Eric y Snider, Carol (2013). Turnaround tools for the teenage brain. Jossey-Bass.

13. Mora, Francisco (2013). Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama. Alianza Editorial.

14. Reyes et al. (2012): “Clasroom emotional climate, student engagement, and academic achievement”. Journal of Educational Psychology, 104.

15. Seligman, Martin (2011). La auténtica felicidad. Ediciones B.

16. Vaello, Joan (2011). Cómo dar clase a los que no quieren. Graó.

Para saber más:

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  1. T. Victoria Lorenzo Alegría
    19 junio, 2014 a las 22:48

    ME GUSTAN LOS TEMAS…..BSS..

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  2. Jesús C. Guillén
    20 junio, 2014 a las 6:42

    Pues a nosotros nos gusta que te gusten Victoria. Seguiremos intentando conciliar conocimiento y entretenimiento. Muchas gracias.

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  3. 23 junio, 2014 a las 17:09

    Reblogueó esto en Arteterapia: Amor y Pérdida.

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  4. Martes de cuento
    27 marzo, 2015 a las 7:11

    ¡Gracias por el interesante artículo! Aunque largo, se lee con mucho interés.
    En relación a una de las afirmaciones: «Actualmente, sabemos que las personas más positivas viven más,» es curioso pero siempre he tenido otra idea, porque, si miro a mi alrededor, a lo largo de mi vida me he encontrado, generalmente, justo lo contrario. Personas negativas, amargadas, malcaradas o con un carácter autoritario, han sobrevivido a sus parejas o parientes, de carácter más tierno, dulce y positivo. ¿Será la excepción que confirma la regla?

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    • Jesús C. Guillén
      28 marzo, 2015 a las 17:08

      Gracias por los comentarios. En cuanto a la relación entre felicidad y longevidad hay varios estudios que lo corroboran, pero hay uno que me gusta especialmente (Danner et al., 2001). Cuando se analizaron los años que vivían unas monjas en un convento en USA (lo bueno es que las condiciones para todas eran similares, con mismos horarios, nutrición o estilo de vida en general) se comprobó que cuando realizaron sus votos (debían realizar un escrito autobiográfico), aquellas que manifestaron mayor grado de compromiso, optimismo y satisfacción ante la vida eran las que vivían más años. Correlaciones parecidas se han encontrado al afrontar una enfermedad o en situaciones laborales. Aunque claro, esto son medidas estadísticas. Como dices tú, siempre existen excepciones que se alejan de las reglas generales y que muchas veces llaman más la atención.

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  5. Lorena
    23 abril, 2015 a las 23:52

    Clarísimo, es fundamental que podamos comprender esto y llevarlo a la práctica quienes trabajamos en aula.

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    • Jesús C. Guillén
      26 abril, 2015 a las 11:21

      Claro que sí Lorena. El aprendizaje requiere generar el clima emocional (también físico) adecuado. Cuando se consigue todo es más fácil. Sin olvidar que muchas veces todo parte del propio profesor.

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  6. 28 abril, 2015 a las 15:03

    Un artículo muy completo e interesante, está claro que hay que introducir el aprendizaje emocional en el aula y que esto sólo trae beneficios en la educación de los niños.

    http://www.cosasdeeducacion.es/aprendizaje-emocional-en-el-aula/

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  7. Jesús C. Guillén
    28 abril, 2015 a las 19:21

    Totalmente de acuerdo María. Lo mejor de todo es que los estudios demuestran que los beneficios de implementar los programas de educación socioemocional en el aula no se limitan a lo conductual, sino que también tienen una incidencia en el rendimiento académico del alumno:
    http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21291449

    Educación emocional y social

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  8. 4 May, 2015 a las 10:54

    Muy interesante el artículo, me contenta que se tomen en cuenta estos temas para desarrollar las clases de manera más activa y afectiva, creo que este último elemento si se incorporara siempre en las actividades daría resultados extraordinarios.
    Aprovecho la oportunidad para consultarles qué otros autores me sugieren para desarrollar el tema de las actitudes en el profesorado. GRACIAS

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  9. Jesús C. Guillén
    4 May, 2015 a las 21:00

    Totalmente de acuerdo Yosselis con lo que comentas. La Educación para que sea efectiva ha de ser afectiva.
    En cuanto a lo que preguntas sobre los autores, en mi opinión es una cuestión algo subjetiva. Personalmente me gusta la reflexión que hace Bain sobre la profesión docente en ‘Lo que hacen los mejores profesores universitarios’, libro recomendable.

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  10. 5 junio, 2015 a las 13:59

    Muchas gracias consideraré la reflexión de Bain, me contenta leer sobre estos artículos porque reflejan la constante necesidad de educar no sólo con conocimientos, sino con el corazón.

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  11. lucia candal
    31 marzo, 2016 a las 18:06

    me parece super interesante, ya que soy profe de desarrollo socioafectivo en el ciclo de educación
    infantil

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    • Jesús C. Guillén
      31 marzo, 2016 a las 20:09

      Y tanto que sí Lucía. Es muy importante implementar programas socioemocionales ya en la etapa de infantil. En lo referente a la educación emocional sí que se puede aplicar aquello de que ‘cuanto antes, mejor’. Y cuando se va generando el vínculo asociado a un mejor clima emocional, se aprende más y mejor.

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  12. Gemma
    17 noviembre, 2016 a las 1:20

    Me encantó! GRACIAS 😊

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    • Jesús C. Guillén
      19 noviembre, 2016 a las 20:40

      Gracias a ti por participar Gemma. Encantados de que te gustara y seguimos compartiendo información, por supuesto.

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  13. Sandra
    17 diciembre, 2016 a las 12:53

    Encontré muy claro el articulo. Lo compartiré con mis colegas en el colegio creo que va a ser de gran ayuda para varios de nosotros. Servirá para realizar una reflexion grupal. ¡¡¡¡¡Gracias!!!!!

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    • Jesús C. Guillén
      18 diciembre, 2016 a las 22:29

      Gracias Sandra. Qué bueno que podamos compartir experiencias con el resto de compañeros y así ir amplificando una nueva mirada para, entre todos, poder ir mejorando la educación. De hecho, investigaciones recientes de John Hattie muestran que el trabajo cooperativo entre el profesorado tiene un efecto enorme sobre el aprendizaje del alumnado. Compartiendo, analizando y reflexionando todo es más fácil y mejor. Siempre optimistas.

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  14. Blanca
    2 julio, 2017 a las 19:58

    Muy interesante! Me encantó.gracias! !!

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    • Jesús C. Guillén
      7 julio, 2017 a las 18:30

      Gracias Blanca. Encantados de que te gustara. Y, por supuesto, el entorno emocional positivo nos anima a seguir compartiendo información.

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  15. Dayra Teresa Quintero
    29 enero, 2024 a las 15:41

    Hola buen dia. este articulo dice que estas estrategias se han implmentado y comprobado; puedo por favor saber en donde se han implementado_?

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