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Ser mujer sin adjetivos (Reseña del libro «El cerebro femenino» de L. Brizendine)
Louan Brizendine, El cerebro femenino, Barcelona, RBA, 2007, 288 pp.
Hay que valorar el acierto de la autora al tratar cuestiones que, indirectamente, ponen sobre la mesa la denuncia de que algunas políticas igualitaristas y/o ‘unisex’ lo que han conseguido negando lo obvio ha sido desmoronar estructuras y comportamientos sociales que tenían una razón de ser más allá de las acusaciones de ‘patriarcado’ argüidas por cierto feminismo. Desde luego, el hecho de que ciertos fenómenos tengan un origen o una explicación ‘natural’ no significa que los humanos no podamos modificarlos o cambiarlos, o que no estemos legitimados al menos a intentarlo. Ahí está la lucha titánica contra la muerte y la enfermedad, tan ‘naturales’ como la vida misma. Así que el hecho de que el padre fuera una figura ausente hasta hace 10.000 años no significa que la actual reivindicación de que se incopore realmente a la vida familiar sea contraproducente. Pero hay que saber lo que uno defiende y por qué, y también lo que se esconde detrás de las apariencias antes de emitir juicios demoledores o de activar políticas que puedan resultar catastróficas o, simplemente, ineficaces.
Es un libro muy accesible, de lectura fácil porque está escrito siguiendo la moda típicamente americana de intercalar lo anecdótico-personal con lo argumentativo, pero que no por ello, sin embargo, deja de fundamentarse en investigaciones serias y académicas que ofrecen total credibilidad científica (y cuyos contenidos habrá que contrastar con los del libro más reciente de Brizendine también, El cerebro masculino (2010), que próximamente reseñaré aquí).
Para leer la reseña completa visita nuestra web.
Ester Astudillo
Para saber más:
- Programa de Redes dedicado al cerebro femenino, con entrevista a L. Brizendine incluida:
http://www.youtube.com/watch?v=n4j5eeHJcnc
- Entrevista a L. Brizendine en la edición digital de la revista Muy interesante:
Migrañas, temblores y demás rarezas neurológicas (Reseña del libro de S. Hustvedt «La mujer temblorosa»)
Husvedt, Siri, La mujer temblorosa o la historia de mis nervios, Barcelona, Anagrama, 2010.
No se sorprenda nadie con este ‘doble’ título ni con la disociación psíquica a la que las palabras parecen atropelladamente querer dar salida. La misma autora, en las entrevistas concedidas a propósito de la publicación del ensayo, resalta que la fórmula es completamente deliberada, puesto que se trata de una historia personal narrada desde dos puntos de vista: desde fuera –de ahí la tercera persona, la mujer temblorosa, ella-, y desde dentro –yo, mis nervios.
La conclusión que Hustvedt sugiere con el final del libro, tras el periplo que nos dibuja a través de la literatura psiquiátrica clásica de los últimos 120 años y el estudio de casos, y como ya deja vislumbrar el título, es la necesaria alternancia entre las dos personas verbales sugeridas, el equilibrio entre las diferentes voces que asolan al sujeto: la voz propia y la de vos de ellos. El enfermo es él y su síntoma, además del diagnóstico, que siempre lo emite un tercero: el diagnóstico es la voz de un ellos que se distancia de la experiencia del sujeto. Pero independientemente del diagnóstico, el enfermo debe buscar el sentido de su síntoma para que deje de ser un ello molesto disociado del yo e integrarlo en su propia identidad. En definitiva, es necesaria una tercera voz como referencia, el diagnóstico, ciertamente, pero sólo hasta el punto en que es necesario también alzar la voz del yo. En la historia de migrañas de Hustvedt el punto de inflexión se produjo al dejar de considerarlas una invasión enemiga e integrarlas como parte indisociable de sí misma. Aunque siguió teniendo episodios migrañosos, su percepción del dolor disminuyó.
Hustvedt es, pues, la mujer de las migrañas crónicas, la mujer de las voces y las auras. Hustvedt es también, y de una vez por todas, la mujer temblorosa: ‘yo soy ella’ es la frase que la autora elige para cerrar el libro y resolver la incógnita que planea sobre las páginas desde el mismísimo título. Esa pregunta indirecta se responde en el último párrafo y se cierra así el círculo expositivo y emocional que constituye el grueso del ensayo. Un ensayo híbrido, a medio camino entre la memoria personal y la disertación científica que resulta por ello más ameno y amigable para el lector no especialista.
Ester Astudillo
Para leer la reseña completa visita nuestra web.
Referencias:
Damasio, A. El error de Descartes, Crítica 2006.
LeDoux, J. Synaptic Self, Viking 2002.
Rizzolati, G & C. Sinigaglia. Las neuronas espejo, Paidós 2006.
Para saber más:
http://migraine.blogs.nytimes.com/2008/02/17/lifting-lights-and-little-people/
http://migraine.blogs.nytimes.com/2008/02/24/curioser-and-curiouser/
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